Crisálida
- Anitta
- 4 nov 2017
- 2 Min. de lectura
Mañana cálida el sol brilla y el viento rosa los pétalos de las rosas rojas en el edén. En la rama más alta de un árbol brota una crisálida desplegándose y abriendo sus alas color azul cielo intenso a un ritmo lento, al salir de allí se da cuenta que hay otras muy parecidas a ella, pero encuentra amor y protección por parte de sus semejantes.
Al pasar algunas horas el espíritu aventurero de Crisálida la impulsa a buscar una aventura pero siente miedo de encontrar otra realidad alejada de su terruño donde tiene familia, amigos, alimento y comodidades, pero su instinto le grita que debe volar para alcanzar sus sueños. La frustración y la incertidumbre se olvidan y Crisálida decide alza el vuelo.

Crisálida recorre anonadada el lugar desconocido al que las circunstancias la han arrasado, se encuentra con animales extraños de formas alargadas, pequeños o muy grandes y siente temor, a lo desconocido. En ese instante se pregunta así misma, si realmente el lugar donde se encontraba era el camino que le convenía seguir o mejor debía devolverse al lugar de donde había salido.
Continuo volando hasta que llegó a un lugar oscuro y desolado, el cielo no se veía y en la noche tampoco podía ver la luna y una vez más volvió a indagarse a ella misma si la decisión que había tomada era correcta, avanzo un poco cansada y sin ganas de seguir, se dio cuenta que el viento estaba en su contra y no a su favor como cuando haba salido del jardín.
La mariposa decidió parar un momento su vuelo y comenzó a pensar bien las cosas, se lleno de valor, extendió sus alas y voló. Después de muchas horas de vuelo encontró luz y mágia, aterrizó en el lugar donde cualquier mariposa hubiera querido llegar.
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